La derrota del Daesh, ¿final de la pesadilla yihadista en Oriente Medio?
Análisis GESI, 29/2016
Resumen: Este artículo estudia las estrategias de los principales actores externos a la región y a los dos principales grupos salafistas-yihadistas, Daesh y Jabhat al Nusra (hoy Jabhat Fatah al Sham).
En análisis considera que la extinción del Califato no se logrará en tanto tenga en su poder territorio, no solo en Mesopotamia sino en otros lugares como Libia o Afganistán, aunque esta sea condición necesario aunque no suficiente.
También, y no menos importante, que Jabhat Fatah al Sham, marca blanca de al-Qaeda, es una amenaza más peligrosa en el largo plazo, y que cualquier estrategia para que tenga éxito, entre otras acciones, debe atacar a los dos grupos simultáneamente y sobre todo negar la narrativa de que solo ellos son los auténticos defensores de los sunitas en Siria, como medio para separarlos de la población
Introducción
Estamos asistiendo desde hace varios meses en la prensa a lo que parece ser la derrota del Estado Islámico (Daesh) tanto en Irak con en Siria. En Irak, Mosul sigue estando en disputa y en Alepo, tras el último y fallido cese de hostilidades, las fuerzas del Régimen de Assad han iniciado un más que complicado ataque terrestre.
En todo caso parece ser que además de que la derrota del Daesh no solo no se produce sino que este no se rinde y es capaz de llevar a cabo ataques en todos los frentes, manteniendo en Siria importantes poblaciones en su poder como muestra el Mapa de Situación de Siria elaborado por el Instituto de Estudio de la Guerra (ISW) de Estados Unidos para el periodo del 8 al 22 de septiembre de 2016.
Además al-Qaeda sigue presente tanto en Siria como en Irak como lo ha estado siempre. El anunciado del cese de afiliación de Jabhat al Nusra a al-Qaeda y su “transformación” en un grupo salafista-yihadista sin afiliación, Jabhat Fatah al Sham, pero “bendecido” por al-Qaeda refuerza la estrategia del Grupo y le hace más peligroso. Por esto en el trabajo lo que se expone sobre Jabhat al Nusra es totalmente aplicable a su sucesor Jabhat Fatah al Sham.
Además las posiciones políticas de otros actores importantes, con sus respectivas agendas, como son principalmente Rusia, Irán, Turquía y Arabia Saudí y fundamentalmente la guerra sectaria global que allí se está desarrollando hace que la solución a este caleidoscopio sea muy difícil.
Pero cuando se produzca la deseada desaparición del Califato físico, ¿podemos dar por acabada la pesadilla Yihadista?. El artículo pretende dar una respuesta basándonos en tres informes publicados por el ISW y Siria Directo en enero del presente año y que sin embargo están de total actualidad.
El artículo comienza analizando el cese de afiliación de Jabhat al Nusra y la creación del nuevo partido Jabhat Fatah al Sham para comprobar que sigue siendo la marca de blanca de al-Qaeda en Siria. Posteriormente analiza las diferentes agendas de los principales países en el escenario sirio una de las causas principales de la guerra sectaria (chiíes vs suníes) en Siria e Irak, para pasar a centrarse en los movimientos salafista-yihadistas principales, sus modelos de integración, métodos de guerra, objetivos y centros de gravedad y deducir los elementos que deben contener cualquier estrategia para que tenga éxito.
La Transformación de Jabhat al Nusra en Jabhat Fatah al Sham.
Abu Mohammad al-Julani líder del afilado sirio de al-Qaeda, Jabhat al Nusra, anunció, el 28 de julio, el fin de las operaciones de este grupo y la creación de una nueva entidad llamada Jabhat Fatah al Sham. Él reclamó que esta nueva organización “no tenía afiliación a ninguna entidad externa”. Esta maniobra elimina el principal obstáculo al que Jabhat al Nusra hacía frente, es decir el nombre de la marca al-Qaeda, pero no significa un cambio en la ideología salafista-yihadista del Grupo. Por el contrario, la ruptura facilitará la unificación de los grupos de la oposición armada siria en torno a un núcleo central que persigue los objetivos a largo plazo de al-Qaeda de establecer un emirato Islámico en Siria.
El “nuevo grupo” se mantiene en el movimiento salafista-yihadista global, que cree en la violencia para establecer un gobierno basado en la Sharia, y además ha aumentado su oportunidad de éxito al quitar los obstáculos para unificar a la oposición bajo su liderazgo. Uno de esos cambios se basa en crear una imagen de ser más moderado en un intento de unificar, galvanizar y apelar a los otros grupos de la oposición en Siria. El valor de estas uniones fue demostrado por la creación de un cuerpo de coordinación conjunto de Jabhat al Nusra y el grupo salafista-yihadista Harakat Ahrar al Sham al Islamiya, que fue capaz en marzo de 2015 al tomar la mayoría de la provincia de Idlib en poder del Régimen de Assad.
Este plan ha sido coordinado con el liderazgo central de al-Qaeda. Al-Qaeda apoyó esta decisión en un comunicado en el que enfatizaba “la hermandad del Islam que esta entre nosotros es más fuerte que todo lo finito, los enlaces organizativos siempre cambiantes”.
Al Qaeda, por otro lado, apoya a los grupos locales salafistas-yihadistas en todo el mundo y busca unificarlos con el tiempo. Unos llevan su nombre, otros no. Como ejemplo, Bin Laden dijo a su afiliado en Somalia, al Shabaab, que no revelará su estatus para protegerlo de ataques de occidente. Al Shabaad declaró su pertenencia a al-Qaeda en febrero de 2012 cuando el sucesor de Bin Laden, Ayman al Zawahiri, reconoció al grupo como su afiliado.
Al-Qaeda ha apoyado a Jabhat al Nusra por medio de la Célula Khorasan, que le daba asesoramiento estratégico a guías a los líderes de al Nusra. Esta unión continúa y el nuevo Grupo seguirá cooperando con elementos de la red de al-Qaeda en Siria incluyendo el Partido Islámico del Kurdistán, por lo que todo lo referente en este trabajo a Jabhat al Nusra es de aplicación al Grupo en su nueva denominación de Jabhat Fatah al Sham.
Otros actores en la guerra de Siria
En la guerra Siria hay muchos actores además de los principales, el Daesh y Jabhat al Nusra. A continuación efectuamos un somero repaso de los actores externos a la Región que considero más relevantes.
Rusia, mantiene una estrategia total que pretende revisar el resultado de la guerra fría. Así en sus actuaciones en Ucrania, Báltico y Siria se muestra como un actor fundamental y cooperador necesario para la paz, legitimando su actuación en estas zonas, impidiendo una posible reacción de los Estados Unidos y debilitando el flanco sur de la OTAN, ahora aún más al haber restablecido totalmente sus relaciones con Turquía tras el intento de “golpe” de estado al presidente Erdogan que lleva a una aproximación de posturas no solo en Siria sino también en el Báltico y en el área entre el Mar Negro y Caspio (conflicto de Nagorno Karabaj ).
Putin se opone a la expansión hacia el este tanto de la Unión Europea como de la OTAN, a los que ve como vehículos de Estados Unidos, en particular en Ucrania y Georgia por medio de coaccionar a sus aliados y desestabilizar a sus oponentes.
Además la imagen rusa de los grupos combatientes simplifica abiertamente las complejas relaciones sobre el terreno mostrando solo a cinco organizaciones que controlan terreno y que luchan unas con otras en Siria, el Régimen de Assad, el Ejército Libre de Siria, fuerzas Kurdas, Daesh y Jabhat Fatah al Sham. La estrategia rusa muestra al Daesh y a Jabhat Fatah al Sham controlando todo el terreno al norte de Siria que no está en poder del Régimen o de los Kurdos, uniendo implícita e incorrectamente a las fuerzas de la oposición apoyadas por occidente dentro del Daesh o Jabhat Fatah al Sham.
En los dos siguientes cuadros de organizaciones operantes solo en Siria desde 2011, publicado por la Universidad de Stanford, vemos no solo la cantidad de grupos sino también la complejidad de sus relaciones.
China, también desafía el hegemón (poder de liderazgo) ejercido por Estados Unidos en Asia, creando islas artificiales en el Sureste Asiático que controla el Mar de la China Meridional. China altera el Orden Mundial y se posiciona, al igual que en África, con sus actividades económicas, como gran potencia global y principal en el Sureste Asiático.
Ya en 2013 China junto con Rusia evitaron el ataque de Occidente contra el Régimen de Assad por su “supuesto” ataque con armas químicas y fueron los grandes impulsores de las negociaciones posteriores que concluyeron con la eliminación de estas armas en poder de Assad.
Irán, pretende restablecer lo que cree que le corresponde como heredero legítimo del imperio Persa. Irán es la única teocracia chií y sus líderes ven la defensa de los chiíes en el mundo como su derecho y obligación, aún más, buscan guiar, representar y por último liderar en todo el mundo musulmán.
Entre los grandes objetivos estratégicos de Irán podemos destacar: desafiar el poder e influencia Saudí en la región; mantener a Israel totalmente ocupada en defenderse y; apoyar y fortalecer a los socios y próximos regionales de Irán.
Uno de los principales medios utilizados por Irán es el denominado “Eje de Resistencia”. Irán hace años creo una coalición regional que ha sido y continua siendo fundamental en escenarios como el del Líbano, en donde Hezbollah ha conseguido convertirse en una disuasión creíble frente a Israel. A este Eje en el que estaba tradicionalmente Siria, Hezbollah y Hamas hoy se les unen las milicias chiíes de Irak; alguna parte del gobierno iraquí, los palestinos Islamic Jihad y el movimiento Honti en Yemen.
Arabia Saudí, tiene como Grandes Objetivos Estratégicos el preservar el Régimen de la Casa Saudí a través de la actual crisis de sucesión, mantener la seguridad interior, liderar el mundo musulmán y árabe, continuar siendo el protector de los lugares santos musulmanes y defender a los sunitas en todo el mundo.
Cuenta entre sus objetivos estratégicos: Reemplazar al presidente Bashar al Assad con un gobierno sirio que no sea pro-iraní; sacar a las fuerzas iraníes y pro de Sirias de Irak y Yemen y; liderar una gran coalición de base Musulmana contra amenazas islamistas, particularmente el Daesh.
La visión de la Casa Saudí de la amenaza de los grupos salafistas-yihadistas es complicada por los fuertes lazos de los Wahabitas y la familia gobernante. Así, la amenaza islamista como es vista desde Riyadh esta confinada a al-Qaeda y el Daesh y no se extiende a los grupos salafistas que no amenazan a la Casa Saudí.
Arabia Saudí es sin discusión un jugador central en Siria y en el conflicto regional contra el Daesh y al-Qaeda. Los intereses de Riyadh corren más cercanos y paralelos con los de Estados Unidos que con los de cualquier otro actor. Por otro lado, la familia real Saudí no puede desechar sus lazos y apoyo a los salafistas sin arriesgarse a la destrucción de su legitimidad religiosa. Mientras que el estado Saudí trabajara para reducir el flujo de recursos al Daesh y al-Qaeda, los individuos continúan apoyando a los terroristas y el estado Saudí seguirá siendo proclive a apoyar a los grupos salafistas-yihadistas que no sean al-Qaeda o Daesh.
Es absolutamente vital reconocer que el principal objetivo de las operaciones miliares saudíes en Siria será Assad más que el Daesh y perseguir este objetivo tendrá prioridad en la mente de los gobernantes Saudíes.
Turquía, la primavera árabe le proporcionó en 2011 la oportunidad de establecer un nuevo orden Regional. Turquía expandió su ayuda a los Hermanos Musulmanes y a otros grupos islamistas suníes como medio de llevar a los nuevos regímenes a una imagen similar al Partido Justicia y Desarrollo (AKP) gobernante.
Ha aumentado simultáneamente su llamada a través del mundo Árabe Sunita con su posición cada vez más beligerante frente a Israel. Turquía continuará utilizando la herramienta de la fuerza militar y del poder blando para afirmar su liderazgo al espacio geopolítico Neo Otomano dominado por el Islam político.
Turquía permanece vehementemente opuesta al establecimiento de un Kurdistán independiente que podría dividir al país por líneas étnicas. Percibe el riesgo del separatismo turco, incluyendo el Partido de Trabajadores del Kurdistán (PKK) y su afiliado sirio del Partido de Unión Democrática del Kurdistán Sirio (YPG), como una amenaza más grave que la del Daesh y Jabhat Fatah al Sham. Esta posición ha situado a Turquía cada vez más opuesta a la coalición anti-Daesh liderada por Estados Unidos que proporciona apoyo militar directo a los kurdo sirios como socios selectivos terrestres contra el Daesh.
Los movimientos salafistas-yihadistas
El éxito de estas organizaciones militares salafistas-yihadistas viene en parte de su propia fortaleza y destrezas, pero también es el resultado del derrumbe del orden internacional influido en parte por la retirada de Estado Unidos (Estados Unidos) del apoyo a este orden, también por la pasividad de la mayoría de los estados europeos y por los intentos de Irán, China y Rusia para desmantelarlo en todas las partes del globo.
Tanto al-Qaeda como el Daesh operan y se mueven en varios contextos:
(1) Salafismo global
(2) Conflicto interno yihadista
(3) Alienación sunita en Irak y Siria
(4) Conflicto árabe/persa
(5) Monarquías árabes
(6) Guerra contra occidente.
Una valoración que se centre solo en un aspecto de este balance (como el ataque a occidente), malentenderá la dinámica que generan los dos principales actores en Siria, y consecuentemente fallará en predecir su futuro comportamiento con precisión.
Tanto al Qaeda como el Daesh existen dentro de la comunidad salafista global. Sus campañas locales generan inseguridad, impulsan conflictos sectarios e incluyen a los grupos locales islamistas en el movimiento salafista-yihadista global. Los conflictos locales como los de Afganistán, Irak, Libia, Mali, Somalia, Siria y Yemen, sirven de base para construir una insurgencia global, insurgencia que busca destruir el sistema secular de estados internacionales. El salafismo cree que “El Islam se convertirá en decadente si se desvía del camino virtuoso. La fortaleza de la Umma original fluyó de su fe y de sus prácticas, por las que ellos son agradables a Dios”
El movimiento salafista
Podemos diferenciar entre varios tipos de salafismo: el quietista, el político y el yihadista.
Los quietistas, que no propugnan la resolución de conflictos por medio de la lucha armada, pueden incluso convertirse en militantes activos bajo ciertas circunstancias suficientemente terribles, en último término esta transformación es una manifestación de la forma en la que la guerra regional sectaria está transformando a la comunidad musulmana tras una solución radical y violenta. El salafismo político persigue el poder y la influencia política como medio principal de alcanzar sus objetivos, aunque suelen ser permisivos con el uso de la violencia para avanzar en la causa salafista y esta permisividad continúa dividiendo al salafismo hasta hoy.
El vocablo yihad tiene varios significados desde “esforzarse en el camino de Allah” o “… lucha para superar la tentación y purificarse…” o “combate armado”. La idea de una obligación de actuar es compleja y extremadamente importante en el Islam. Una actividad o comportamiento puede ser obligatoria (fard) tanto para el individuo como para la comunidad. El no actuar o cumplir con las obligaciones personales pone en peligro el alma de los culpables.
Para los salafistas-yihadistas, la yihad es un conflicto armado contra los no creyentes y apostatas, es una obligación personal para cada individuo (frd´ayn), su credo pide la movilización de cada miembro de su comunidad para la lucha, sus creencias le permite matar civiles, incluso musulmanes en determinadas circunstancias, les atribuyen responsabilidades personales por actos contra el Islam no solo a los individuos que ejecutan esas acciones y a sus líderes, sino también a los que votaron a esos líderes o a los que apoyan, en otras palabras, están inclinados a ver a todos en Occidente como juego limpio (todo está permitido) y argumentan que matarlos no solo está permitido, si no que en algunas circunstancias es una obligación personal.
El principio de que para establecer una sociedad islámica justa en el mundo de mayoría musulmana requiere atacar y derrotar a occidente en sus propia tierra esta, de hecho, consolidado en los escritos de los más importantes pensadores salafistas.
Los diferentes modelos seguidos en Siria
Los modelos seguidos por el Estado Islámico (Daesh) y Jabhat al Nusra, hoy convertido en Jabhat Fatah al Sham, en su relación con otros grupos y con la población civil son diferentes.
El Daesh publicó la singularidad de su estado y la obligación de todos los musulmanes píos de apoyarlo. Aún más, declaró explícitamente un final a la política de cooperación con los grupos que no comparten la ideología del Daesh. Esta nueva situación abre el camino para la completa unificación de todos los pueblos musulmanes y sus tierras bajo una única autoridad del “califa”. Así, todos los grupos dentro de su territorio o son parte del Daesh o sus enemigos.
Por su parte Jabhat al Nusra (y ahora Jabhat Fatah al Sham) permanece leal a los principios de cooperación de al Qaeda. Con los grupos poderosos, grandes e independientes establece relaciones de alianza, con los “grupos pequeños con ideología salafista” cuyo desarrollo guía Jabhat al Nusra y con los grupos no salafistas apoyados por occidente mantiene una sencilla relación de conveniencia. El resultado es una “estructura en red con niveles de influencia” que esta optimizada para capacitar a Jabhat al Nusra para conseguir los objetivos a corto plazo en Siria.
La aproximación de Jabhat al Nusra ha tenido éxito. Ha establecido límites en la voluntad de los grupos de la oposición para aceptar la ayuda de occidente y dar forma a las exigencias políticas de estos grupos imponiendo un umbral de subordinación a los poderes externos que ellos no tolerarían.
El modelo de Jabhat al Nusra es mucho más peligroso para Occidente que el modelo del Daesh a largo plazo. Mientras que el Daesh se ha transformado en un estado territorial con un ejército, fácilmente atacable, Jabhat al Nusra se ha centrado en hacer aliados entre los partidos de la oposición y hacer amigos en la población, en vez de jugarlo por la fuerza. Además, Jabhat al Nusra proporciona capacidades militares avanzadas a sus socios lo que les hace dependientes y agradecidos al Grupo de tal manera que estos les proporciona cobertura o al menos protección teórica, incluso contra las actividades Occidentales. Desarrollar una estrategia que no desvincule a Jabhat al Nusra de la amplia población sunita significa que el Grupo retendrá sus santuarios, apoyo, libertad de movimientos y operaciones en Siria.
Es importante resaltar que la separación artificial del Grupo entre nuclear y afiliados ha añadido una gran confusión a nuestro entendimiento de la relación entre los objetivos locales y globales de al-Qaeda y las operaciones. Se entiende que solo el grupo nuclear contribuye a ataques contra occidente, sin embargo esta abstención de los afiliados locales de al-Qaeda central de actuar activamente en la yihad global no disminuye el papel que los afiliados se dan así mismos en la confrontación global.
Jabhat al Nusra se ha establecido dentro de la oposición siria en el transcurso de la guerra civil. El Daesh lo expulso de su base original en el este de Siria y ahora está íntimamente entrelazado en muchas de las estructuras miliares y de gobierno de la oposición en la parte occidental de Siria. Este enfrentamiento entre el Daesh y Jabhat al Nusra desde el 2013 divide el movimiento salafista-yihadista en dos campos rivales pero no ha debilitado a ninguno de los dos grupos, por el contrario la competencia lleva a la cohesión interna y aumenta lo que se considera el umbral del éxito.
Los diferentes métodos de guerra seguidos en Siria
Al igual que los modelos de al-Qaeda e Daesh son diferentes, también lo son sus métodos de guerra. Si bien Zarqawi, líder del Daesh, valoró y utilizó operaciones suicidas, buscaba ir al combate convencional lo más rápidamente posible. Así la narrativa del Daesh distingue entre ataques “nikayah” que se centran en causar muerte y daño al enemigo y ataques más complejos y de mayor escala llamadas operaciones de “tamkin” (consolidación) que suponen prepararse para reclamar el territorio.
El Daesh busca extender a occidente la aproximación seguida por Zarqawi en Irak atacando a la población mayoritaria para provocar la opresión de la justa minoría Sunita, y así movilizar esta minoría bajo la bandera del Daesh. En Occidente se trata de forzar a destruir la zona gris en la que viven los musulmanes y forzarlos a elegir entre la apostasía y emigrar para luchar contra el califato.
Por el contrario Jabhat al Nusra que está en una fase avanzada de implementación de su estrategia de entrelazarse con y remodelar la oposición Siria, sigue un método de guerra que consiste en integrarse en las salas de operaciones y órganos de gobierno en todos los frentes en Siria[1], proporcionando el apoyo de fuerza militar de elite que genera efectos asimétricos y a veces definitivos en el combate.
Dado que contribuye de manera única y desproporcionada en Siria muchos otros grupos de la oposición consideran a Jabhat al Nusra una herramienta única y toleran las divergencias entre la agenda del Grupo y las suyas.
Análisis de los centros de gravedad del Daesh y Jabhat al Nusra.
Derivados de sus modelos y métodos de guerra, tanto el Daesh como Jabhat al Nusra tienen diferentes Centros de Gravedad, Capacidades, Recursos, Vulnerabilidades Críticas [2].
Análisis del Centro de Gravedad del Daesh.
Para el Daesh la declaración del califato en junio de 2014 le hizo abandonar su imagen de grupo insurgente que no controlaba territorio y adoptar de forma definitiva la de grupo que controla y gobierna territorio. Así el control del terreno que sirva como califato físico es hoy el principal centro de gravedad del Daesh pues le proporciona legitimidad religiosa, capacidad militar, posibilidad de imponer un gobierno y lanzar un mensaje de resonancia global.
El control y gobierno del terreno es también un centro de gravedad desde el punto de vista de la amenaza del Daesh a Occidente pues la posesión de santuarios, de población de la cual extraer recursos y reclutas, y de terreno en el que llevar a cabo adiestramiento avanzado, desarrollo de armas, planeamiento, inteligencia y funciones de medios de comunicación todo son funciones nucleares que permiten al Daesh generar grupos de ataque para operar en Occidente.
La perdida de todos sus territorios llevaría al Daesh de vuelta al modo terrorista-insurgente, posiblemente con un número significativo de miembros del Daesh uniéndose a los afiliados locales de al-Qaeda, por lo tanto fortaleciéndolos. Así la eliminación del control y gobierno de territorio es por lo tanto una condición necesaria pero no suficiente para derrotar al Daesh y debe ser parte de un esfuerzo mayor para derrotar a los afiliados de al-Qaeda y los grupos salafistas-yihadistas de los que son aliados para conseguir un éxito duradero.
Los objetivos estratégicos del Daesh
El Objetivo del Daesh de expandir su Califato incluye todas las tierras históricamente musulmanas y provocar y ganar una guerra apocalíptica con Occidente. El Daesh persigue estos objetivos mediante campañas que se apoyan mutuamente en Irak y Siria; en Oriente Medio, Norte de África y Asia; y en el mundo entero. El control del territorio fuera de Irak y Siria[3] le permite al Daesh sobrevivir incluso si pierde el control de los espacios gobernados en estos lugares.
Las Capacidades Críticas con las que el Daesh persigue sus objetivos estratégicos son:
- Control del terreno;
- Gobierno;
- Reclamación de autoridad religiosa basada en la declaración del Califato;
- Mantener fuerzas militares ofensivas y defensivas y;
- Proyectar un mensaje global resonante (atractivo).
Los Requisitos Críticos del Daesh en relación con las capacidades son:
- El control del terreno requiere:
- Forzar la sumisión de la población local al Daesh.
- Defenderlo de fuerzas militares de la oposición.
- El gobierno requiere:
- Un liderazgo militar resiliente que pueda reemplazar las pérdidas rápidamente.
- Recursos financieros a pagar por las funciones de gobierno básicas.
- Una elite educada para proporcionar los servicios esenciales.
Las Vulnerabilidades Criticas del Daesh son:
- Su demostrada capacidad para el control del terreno, sobre todo si no intervienen fuerzas militares externas.
- Proporcionar funciones básicas de gobierno local que cumpla con las expectativas locales. El Daesh está cada vez más incapacitado para proporcionar las funciones básicas de gobierno local, lo que puede ser utilizado en su contra por cualquier estrategia.
- El mantenimiento de un consentimiento popular a su regla. El Daesh, hasta ahora, ha tenido éxito disuadiendo y derrotando todos los esfuerzos de poblaciones y grupos que han tratado de deshacerse de su gobierno en las áreas que el domina. Para ello ha empleado campañas intensas y sofisticadas de asesinatos que han privado a los grupos locales de líderes contra el Daesh. Su capacidad de cambiar los recursos militares de forma relativamente rápida a áreas en la que emergen insurrecciones contra su gobierno le ha permitido aplastar todos estos esfuerzos de manera rápida y decisiva. Aunque el Daesh aún disfruta de pequeños apoyos a su ideología en la población que controla, su brutalidad y fallos de gobierno continuarán creando grandes grupos de descontentos que podrían ser la base de un ejército de oposición al grupo si cambia el balance del poder militar sobre el terreno.
- La fricción entre su liderazgo central y afiliados regionales. Los afiliados eran todos organizaciones yihadistas sunitas coherentes e independientes antes de unirse al Daesh. Integrar estos grupos en su estructura de Mando lleva consigo cierta fricción, ya que el Daesh mandado a líderes de Mesopotamia a esos grupos para apoyarlos y guiarlos. Esta relación, aunque bien llevada hasta el momento, representa una vulnerabilidad latente que cualquier estrategia debe explotar.
- El control de sus combatientes es otra vulnerabilidad pues, al contrario que con al-Qaeda o con otros grupos yihadistas como Ahrar al Sham , que son muy pacientes, sus respuestas son brutales e instantáneas, lo que aliena a la población civil e incluso a las comunidades salafistas más grandes a través de acciones que incluso los extremistas no pueden tolerar.
La existencia de un califato declarado genera claros requisitos para actuar para aquellos con un punto de vista violento en el mundo salafista. El justo está obligado a emigrar (realizar la hijra) al Califato y defenderlo. Pero este mensaje tiene razón de ser en tanto haya un califato territorial al cual emigrar, haciendo por lo tanto del control del terreno del Daesh un requisito crítico y una vulnerabilidad critica que junto con el control de la población conforman el centro de gravedad del Daesh.
Crear una estrategia que prive al Daesh del control territorial en Irak, Siria, Libia, y Afganistán mediante acciones militares es factible para occidente, pero las condiciones sobre el terreno fundamentalmente con la continuación de la guerra sectaria, continúa radicalizando y movilizando a las poblaciones tras las organizaciones militares salafistas, lo que complica el diseño de la estrategia que ataque este componente del centro de gravedad del Daesh.
Análisis del centro de gravedad de Jabhat al Nusra
Mientras que la amenaza del Daesh ha eclipsado las preocupaciones de Occidente sobre al-Qaeda y sus afiliados, al- Qaeda persigue una estrategia en fases, gradual y sofisticada que favorece dejar al Daesh que atraiga la atención y los ataques de occidente mientras construye una infraestructura para apoyar y mantener las conquistas principales en el futuro y a largo plazo. Cuando Jabhat al Nusra atrae la atención de los medios, su propósito es mandar un mensaje adaptado que presente la organización como un actor legítimo, razonable y humanitario en Siria. Su estrategia mediática busaca etiquetar al-Qaeda como un movimiento populista en contraste sorprendente con la brutalidad del Daesh.
La estrategia Occidental anti Daesh, que se adoptó al retomar Estados Unidos la intervención en Irak como respuesta a la toma de Mosul por el Daesh, ha fortalecido a Jabhat al Nusra mientras permite a otros afiliados de Al-Qaeda crecer y expandirse en Yemen, Libia y el Sahel. Así, una estrategia más fuerte contra el Daesh hará más fuerte a Jabhat al Nusra y los afiliados de al-Qaeda.
Por lo tanto el Centro de Gravedad de Jabhat al Nusra esta enlazado con las estructuras militares y de gobierno de la oposición Siria a nivel local y provincial en formas que hace a la oposición tolerante a su presencia y susceptible a su ideología. El compromiso de Jabhat al Nusra de la destrucción total del Régimen de Assad asegura este centro de gravedad y su permanencia en tanto continúe la guerra. Una estrategia que desentrañe/desenrede la red local de Jabhat al Nusra y rompa su capacidad de combinar múltiples elementos del poder a niveles locales producirá efectos asimétricos contra la organización en Siria.
Los objetivos estratégicos de Jabhat al Nusra, el Gran Objetivo estratégico del Grupo es el de establecer un Emirato en Siria que se convierta en un componente del futuro califato global de al-Qaeda. Busca unificar el movimiento salafista-yihadista bajo el paraguas de al-Qaeda. Persigue una estrategia a largo plazo utilizando medios políticos y militares para proporcionar apoyo popular a la visión del Islam de al-Qaeda mientras establece los fundamentos estructurales de un estado islámico en Siria. Se posiciona así mismo como un actor anti Assad para empotrarse dentro de la oposición siria, y entonces utilizar su contribución a la guerra contra el Régimen de Assad como un vehículo para conseguir sus objetivos. Adapta siempre su actividad a las necesidades locales para ganar aceptación popular en las diferentes áreas en poder de los rebeldes sirios. Esta estrategia ha dado resultados muy significativos, hemos visto como en el Acuerdo de Alto el Fuego de septiembre, los grupos de la oposición han defendido que Jabhat Fatah al Sham, sucesor de Jabhat al Nusra, no sea objetivo de los ataques de los firmantes del Acuerdo.
Las capacidades críticas de Jabhat al Nusra son un conjunto de competencias únicas que distinguen a la organización de la mayoría de los actores armados en Siria, estas son:
- Una fuerza militar de élite que pueden hacer operaciones militares decisivas y exitosas.
- Media en las disputas entre facciones estableciendo cuerpos judiciales al transformar los tribunales de sharia temporales en permanentes que ejecutan e imponen la ley.
- Su influencia provincial y local en el territorio sirio en poder de los rebeldes.
- Su capacidad para cambiar el esfuerzo militar dentro de los sectores proporcionando recursos a las operaciones.
- Su capacidad de administración y de gobierno para cumplir las decisiones de los tribunales y distribuir ayuda humanitaria.
- Recibe recursos y apoyo de la red de al-Qaeda.
Los requisitos críticos de Jabhat al Nusra son:
- Tener suficiente tiempo y territorio para integrarse en las estructuras sirias y ganar aceptación de su agenda religiosa y para que eche raíces su agenda de transformación.
- Libertad de movimientos y maniobra.
- Relación de asociación con Ahrar al Sham que aumenta sus efectos militar, judicial y administrativo.
- Sus mandos y tropa, en su mayoría, son sirios.
- Reconocimiento de la legitimidad como mediadores por los grupos islamistas.
- Autoridad religiosa sobre los grupos salafistas-yihadistas competidores.
- Control sobre la distribución de ayuda humanitaria.
- La pertenencia al Grupo de combatientes extranjeros y la infraestructura que los soporta, incluyendo líneas de comunicación terrestres.
- Reclutamiento de personal cualificado, investigación y adiestramiento de las fuerzas de la oposición y de la población civil Siria.
- Apoyo popular local
- Voluntad de adaptar los estándares de gobierno y judicial y no imponer su interpretación estricta.
- Su capacidad de eliminar competencias y quitar las amenazas a su liderazgo, planeando y ejecutando asesinatos sin atribución.
Las vulnerabilidades críticas del Grupo son:
- Estado final no compartido con la mayoría de la oposición Siria. Los revolucionarios originales sirios de 2011 no buscan implementar la ley de la Sharia y perseguían una agenda nacionalista, la agenda global y religiosa de Jabhat al Nusra va en contra de esta idea original.
- El deseo de los rebeldes sirios y de los civiles por alcanzar un acuerdo, es una vulnerabilidad crítica para Jabhat al Nusra pues pone en peligro el tiempo y espacio que requiere para cumplir con su agenda.
- Diferencias internas entre los mandos y tropa con los líderes, sobre todo con respecto a las limitaciones de una estrategia “paciente” llevada a cabo por su líder Joulani.
- Aceptación más pragmática que ideológica. Esta actitud pragmática tiene un límite respecto a la “influencia occidental” desde que Estados Unidos iniciará los ataques aéreos en Siria en septiembre de 2014. Así Jabhat al Nusra atacó al Frente Revolucionario Sirio (SRF) y a Harakat Hazm, grupos apoyados por occidente y los forzaron a disolverse a finales de 2014 principios de 2015.
- Pequeña fuerza militar, sobre todo con la extensión de sus operaciones sin el apoyo tanto de la población local como de los grupos rebeldes. Su alianza con Ahrar al Sham mitiga esta vulnerabilidad..
- Fitna (palabra árabe que significa división y guerra civil en el seno del Islam ) con el Daesh que socaba la legitimidad religiosa del Grupo ante los grupos salafistas-yihadistas.
Implicaciones en la línea de acción a llevar a cabo en Siria.
Es importante conocer cuáles son las implicaciones que los modelos de actuación, los métodos de guerra y los centros de gravedad de Jabhat al Nusra e Daesh tienen con respecto a las líneas de acción a llevar a cabo por Occidente en el conflicto:
- Inicialmente atacar el centro de gravedad del Daesh es más sencillo que desmantelar la imbricación de Jabaht Fatah al Sham con la oposición Siria.
- La estrategia contra Jabhat Fatah al Sham requiere el desarrollo por Occidente de un cuidadoso plan en fases. Este tipo de plan en fases puede ser un error fatal, sobre todo si Occidente se centra primero en el Daesh pues permitiría a Jabhat Fatah al Sham a beneficiarse de la derrota.
- La captura de cualquier gran centro urbano pueden ser objetivos territorialmente importantes en una campaña militar, pero la captura de esas ciudades no será suficiente para colapsar la organización. El liderazgo del Daesh puede reclamar que el Califato sobrevive incluso si pierde Mosul en tanto retenga al menos un centro urbano importante en Irak, Siria o en cualquier otro sitio.
- No es posible atacar directamente el centro de gravedad de Jabhat Fatah al Sham. Los intentos de atacar su imbricación con la oposición llevarían a occidente a un conflicto con estos grupos armados de la oposición que reciben el apoyo de Jabhat Fatah al Sham. Este tipo de intentos es más probable que consoliden la imbricación que la debiliten a menos que Occidente primero establezca las condiciones para convencer a los grupos de la oposición para que elijan una asociación con ellos sobre la lealtad continuada con Jabhat Fatah al Sham.
- La narrativa dominante en la población árabe sunita de Siria es que Occidente apoya a los Alauitas e Iranís en sus esfuerzos de sojuzgar y oprimir a los sunitas y es completamente indiferente al sufrimiento y privaciones de su comunidad. Atacar las estructuras que están proporcionando incluso mínimos niveles de ayuda a la desesperada población sunita fortalecerá esta narrativa y valida la reclamación de Jabhat Fatah al Sham de ser el verdadero defensor de los intereses y bien estar de la población sunita Siria. Incluso confinando los ataques de occidente a objetivos puramente de Jabhat Fatah al Sham probablemente reforzará esta narrativa, ya que la población árabe sunita ve la capacidad de combate de Jabhat Fatah al Sham como parte de su propia defensa contra la amenaza existencial de la agresión Alauita-Iraní.
- Occidente necesita en su lucha contra el Daesh y Jabhat Fatah al Sham el apoyo sustancial de la población y grupos árabes sunitas, pero es altamente improbable que Occidente atraiga suficiente apoyo de los árabes sunitas en tanto ellos crean que están aliados con Assad y los iranís.
- La estrategia actual de ayudar a los grupos no sunitas en los márgenes del territorio del Daesh a atacar las áreas sunitas en poder del Daesh, no será capaz de lograr los resultados deseados porque se percibe como una imposición a las comunidades árabes sunitas, a sus defensores Salafistas-yihadistas, provocando a estas comunidades en calculados términos sectarios. Occidente debe, perseguir una estrategia que sustituya a Jabhat Fatah al Sham e Daesh como los defensores de los árabes sunitas mientras se establece a sí mismo como un interlocutor confiable entre ellos y los regímenes de Damasco y Bagdad.
Por lo tanto, la estrategia contra el Daesh no puede separarse de la estrategia contra el Jabhat Fatah al Sham en el tiempo o en construcción intelectual. Ambos deben estar entrelazados con los esfuerzos diplomáticos para resolver los conflictos en Irak y Siria en formas que favorezcan los intereses de seguridad de Occidente. Las estrategias deben tener en cuenta los intereses de América y Europa además de tener en cuenta las interacciones de América y Europa con Rusia, Irán, Turquía y Arabia Saudita.
Occidente debe establecer como sus objetivos estratégicos en Irak y Siria los siguientes:
- Destrucción de los grupos enemigos. Por supuesto los objetivos más importantes son el Daesh y Jabhat Fatahal Sham. Los otros grupos salafistas-yihadistas como Ahrar-al-Sham que aun no siendo parte de Jabaht Fatah al Sham está profundamente entrelazado con él plantea un dilema pues este tipo de grupos tienen un importante apoyo popular y gobiernan parte de Siria. El objetivo estratégico en relación con estos grupos es persuadir y obligar a la mayor parte posible de sus miembros a que renuncien a la Yihad, abandonar el gobierno basado en tribunales de la Sharia, rechazar al Daesh, Jabaht Fatah al Sham y otros grupos salafista-yihadistas, expulsar a sus líderes ligados a al-Qaeda y evitar su vuelta. Los miembros que rehúsen aceptar estas condiciones entraran en la categoría de los grupos que deben ser destruidos junto con al-Qaeda y el Daesh. El resto se debe integrar en estructuras de oposición.
- El Final de las Guerras Civiles Comunitarias y Sectarias en Irak y Siria. La continuación de la lucha sectaria imposibilita que Occidente destruya al Daesh y a Jabhat Fatah al Sham e impedir su retorno o reconstitución. La continuación de la guerra también seguirá proporcionando al Daesh y Jabhat Fatah al Sham y a sus sucesores espacios para concentrase incluso si son derrotados en sus refugios seguros, también imposibilita el establecimiento de una fuerza militar policial no sectarias para mantener la derrota de los grupos salafistas-yihadistas. Estos grupos explotan de manera intencionada estas condiciones mostrándose como los únicos defensores fiables de los árabes sunitas en ambos países y movilizan el movimiento global salafista en apoyo a los grupos salafistas-yihadistas como Jabhat al Nusra y Ahrar-al-Sham.
- Establecer las Condiciones que Eviten la Reconstitución de los Grupos Enemigos. La destrucción de los grupos salafistas-yihadistas en Irak y Siria debe ser duradera. Ni Occidente, ni la Región pueden permitirse el precio de un ciclo continuo de implicación y salida de los occidentales que está acompañado por la derrota y resurrección de los grupos salafista-yihadista. Cada implicación será más difícil y tensa que la anterior, cada salida incrementará la desconfianza y el resentimiento a los Americanos quienes serán vistos como no de fiar. Es importante no permitir a al-Qaeda en Daesh crear un mito como el del Ave Fénix que ya están intentando crear. Para evitar esta situación son necesarias las siguientes condiciones: asegurar que las fuerzas de seguridad están establecidas y expandidas para evitar la vuelta de los grupos salafistas-yihadistas; asegurarse de que la composición, organización y comportamiento de las fuerzas de seguridad fortalecen el establecimiento de acuerdos políticos negociados y no generar nuevos agravios entre la población tendería a deshacerlos; apoyo directo y facilitar la reconstrucción de la economía local; facilitar la vuelta de los refugiados, y reasentamiento de los desplazados internos.
- Librar a Irak y Siria de los Conflictos Regionales y Globales. El despliegue de fuerzas militares de Irán en Siria e Irak y el establecimiento de una base militar principal Rusa en Siria ha trasformado estos países en teatros de conflictos potenciales en donde compiten actores externos. En todo caso, liberar Irak y Siria de los conflictos regionales y locales no es simplemente expulsar a las fuerzas iraníes y rusas, sino que requiere destruir a las organizaciones salafistas-yihadistas (chechenas, uzbekas, uigur, marroquíes etc…), que operan en Siria.
Conclusión
A modo de resumen de lo expuesto en este documento tanto de la guerra sectaria como de los dos principales actores que representan hoy las principales tendencias salafistas-yihadistas, podemos decir:
- Daesh y al-Qaeda son organizaciones con distintas fuentes de poder y maneras de operar. Los dos tienen acceso a recursos compartidos fácilmente disponibles, hasta ahora, en Siria y requieren que la población sunita de Siria tolere su presencia. Los dos también persiguen la expansión a los estados vecinos por medio de fomentar desordenes y radicalización entre la población sunita.
- El Daesh saca su fuerza y legitimidad de su Califato territorial. Este territorio le proporciona recursos al Daesh y actualiza la visión religiosa del movimiento salafista-yihadista. La posesión de un califato físico le permite al Daesh invocar las obligaciones religiosas para defenderlo lo que llama fuertemente a los salafistas y a otros grupos musulmanes radicales. La resonancia de esta llamada ofrece al Daesh el potencial liderazgo del movimiento salafista-yihadista global y proporciona impulso a la campaña militar del Daesh en Siria e Irak. Los brutales métodos por los cuales el Daesh controla a la población que gobierna, sin embargo, requiere que el Daesh dedique recursos importantes para mantener su dominio. La necesidad de retener territorio hace al Daesh mucho más vulnerable a los ataques de fuerzas convencionales.
- Por otro lado, Jabhat Fatah al Sham saca su fortaleza de su imbricación con los grupos sirios que representan a la mayoría de la población sunita de Siria. Jabhat Fatah al Sham es parte de una red de grupos de la oposición armada, elementos de la sociedad civil, organizaciones de ayuda, y población civil que confía en el para su apoyo. Su aceptación por los grupos de la oposición no salafistas le proporciona legitimidad a los ojos de la población sunitas de Siria. Jabhat Fatah al Sham aprovecha estas relaciones para crear estructuras formales que le sirvan para volver a afilarse a al-Qaeda y, en su momento, como la base de un futuro Emirato Islámico de al-Qaeda en Siria. El modelo seguido por Jabhat Fatah al Sham de buscar un mutuo refuerzo religioso y de campañas miliares en Siria le hace inusualmente peligroso y una amenaza adaptativa.
El éxito del cambio de Jabhat al Nusra, afiliado de al-Qaeda, a Jabhat Fatah al Sham, como grupo salafista-yihadista sin afiliación, podría cambiar el centro de gravedad de Jabhat Fatah al Sham de su imbricación con los grupos de la oposición, que él no controla directamente, al apoyo activo de la población sunita de Siria.
- Las operaciones militares del régimen sirio apoyadas por Rusia fortalecen a Jabhat Fatah al Sham llevando a otros grupos de la oposición a confiar en su ayuda militar. La intervención Rusa, mientras tanto, da validez a la narrativa de Jabhat Fatah al Sham y otros grupos de la línea dura salafista-yihadista como Ahrar al Sham que argumentan que occidente se ha aliado con Assad e Irán y que la oposición sunita debe por el contrario confiar en los muyahidines como sus únicos protectores para hacer frente a una amenaza existencial.
- La permanencia de una base regional salafista-yihadista en Irak y Siria plantea un peligro claro y actual a los Estados Unidos y Europa, eliminar las bases salafistas-yihadistas requiere terminar el conflicto sectario en términos aceptables para todos.
- Este tipo de conflictos se inflaman una y otra vez no se alcanza un acuerdo que tenga en cuenta los intereses de todos los implicados. Estos acuerdos a menudo requieren la introducción de una fuerza internacional de mantenimiento de paz y de la atención de la comunidad internacional durante mucho tiempo para gestionar, entre otros, el regreso de refugiados y una cierta recuperación económica.
- Los objetivos estratégicos de Occidente para alcanzar una solución permanente a este conflicto son: la destrucción de los grupos radicales salafistas-yihadistas y establecer las condiciones que eviten su reconstitución; poner fin a la guerra comunitaria y sectaria en Irak y Siria y; librar a Irak y Siria de los conflicto tanto locales y globales. Para lograr los objetivos hace falta un acuerdo de paz aceptado por todas las partes, despliegue de fuerzas militares y policiales reconocidas, gestionar la vuelta de refugiados y desplazados internos y programas de reconstrucción apropiados
Gabriel Martínez-Valera es Coronel (DEM) del Ejército de Tierra y Máster en Estudios Estratégicos y Seguridad Internacional [1] por la Universidad de Granada.
Referencias Bibliográficas:
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Competing Visions for Syria and Iraq: The Myth of anti-Daesh Grand Coalition
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U.S. Grand Strategy: Destroying ISI and al Qaeda, Report Three.
Jabhat al Nusra and Daesh: Sources of Strength.
ISW Syria Team and Syria Direct (23 September 2016). Syrian SITREP Map
Jennifer Cafarella and Katherine Zimmerman (28 july, 2016). Avoiding Al Qaeda`s Syrua Trap: Jabhat al Nusra`s Rebranding
[1] Es un componente de 9 de las 20 “sala de operaciones militares conjuntas” (HQ operaciones) formales significativas, 10 cuerpos de gobiernos conjuntos, y dos cuerpos administrativos en ocho provincias en la Siria en poder de los rebeldes.
[2] El centro de gravedad es aquel que con su destrucción/neutralización se alcanzan efectos destructivos no lineales contra un enemigo. Las capacidades críticas son esencialmente los medios del enemigo. Los requisitos críticos son las limitaciones. Las vulnerabilidades críticas son las deficiencias. Los estudios de centros de gravedad han incluido las Capacidades Críticas, los Requisitos Críticos y las Vulnerabilidades Críticas como expresión adicional del poder estratégico con el cual evaluar a un enemigo militar.
[3] El Daesh está continuamente desarrollando nuevos aliados en Yemen, Arabia Saudí, Norte del Cáucaso, Argelia, Bangladesh, Túnez y Somalia.